viernes, 18 de febrero de 2022

SENTIMIENTOS Y NECESIDADES, Nely García

¿Qué puede decir una humilde parroquiana, sobre la predicación? Pues en estos momentos soy portavoz de sentimientos y necesidades, que como madre y abuela siento y escucho a menudo. No me voy a detener en las formas que, por supuesto, las predicaciones largas y demasiado teológicas no me llegan, ni me llenan, sino en los contenidos. Y no es por lo largas, sino porque son repetitivas y parece que no se sabe dónde quiere llegar el predicador.

Creo que necesitamos que nos mastiquen el evangelio, que nos hablen, como se dice en mi pueblo: alto y claro. Ya presuponemos que se parte de una preparación muy buena, pero nosotros queremos entender mejor la Palabra de Dios. Yo, y muchos como yo, necesitamos que nos repitan que Dios nos quiere; que Jesús tiene mucha misericordia y paciencia con nosotros; que nos regala el perdón, sin hacer mucho caso de nuestras debilidades y pecados. Esto es lo que nos cala a las personas sencillas. Lo que nos viene bien es que nos apliquen los evangelios a nuestra vida, que nos ayuden a ponernos en situación y cómo Jesús se porta con nosotros.

Además, hay temas que inquietan a las personas de mi nivel, mis vecinas, que unas van a misa y otras no, pero muchas veces hablamos de ello: cómo Jesús tiene en sus manos nuestras vidas y tenemos que darle gracias y alabarle por ello, pero también hacerlo, cuando las cosas no nos van bien, pues no es porque él las cause o provoque, sino que está también ahí sufriéndolas con nosotros y e invitándonos a confiar en él. Cuando hay crisis, problemas, no es la solución enjuiciar y criticar, renegar o pedir cuentas a los demás o a Dios, sino proponer y tener esperanza. Ante las dificultades no hay que huir, porque si viene Jesús a encontrarnos no vamos a estar ahí.

Otro tema, el miedo a la muerte. Se predica poco de este tema y es muy necesario, pues cuando no tenemos confianza en Dios es muy fuerte el miedo que nos invade, si Dios no tiene nada qué ver con nosotros. Por eso es tan importante creer, pero es más todavía creer en un Dios bueno, acogedor, que nos comprende y no atemorizarnos con el Dios que castiga, que vigila y no nos deja pasar ni una.

Como experiencia personal he puesto la biblia en mi casa en un lugar privilegiado y me he animado a leerla, aunque a veces no la entienda, pero ahí está siempre abierta, retándome a escucharla. Así me voy familiarizando con ella y le doy vueltas para ver qué me quiere decir. Este gesto quiere ser predicación e invitación para otros.

Y también creo que rezar el rosario es una manera de meditar en Jesús y de predicar. La reciente peregrinación a Medjugorge me ha hecho mucho bien, el rosario evangeliza, porque la Madre nos lleva al Hijo y nos pide que oremos, que no dejemos de meditar en los misterios del rosario, que es lo mismo que meditar en Jesús y en su vida.

 

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