“Hablar con Dios o de Dios” esta es la llamada de Nuestro Padre Santo Domingo que nosotras queremos llevar a cabo. De este fuego evangelizador nace la necesidad de “contemplar y dar lo contemplado” en palabras de Santo Tomás de Aquino. La contemplación forma parte de nuestra vida y lo teníamos claro, pero nuestra gran pregunta era: ¿cómo dar lo contemplado, aquí y ahora a nuestro mundo actual, desde un convento de clausura? ¿Cómo, desde la vida contemplativa, enseñar a amar, a orar, a vivir?
Nuestra predicación diaria es mediante «el reto». Un mensaje sencillo que, cada mañana, se envía, desde el convento, a través de los medios digitales: WhatsApp, Telegram, página Web y App «Vive de Cristo». Varias son las hermanas que escriben y participan en este proyecto que se inició hace diez años. En él se reta a vivir el día desde el amor. Lo escribimos desde la vivencia personal con Cristo, de nuestro día a día en la clausura, con una predicación de la Gracia.
El reto nace de la inquietud de las personas que nos
pedían, y siguen pidiendo, que les mostremos el rostro de Jesús. Nos dicen: “no
sabemos orar, no vemos a Cristo vivo y resucitado en nuestras vidas, vemos a Dios
muy lejano…” Por ello, cada mañana, queremos dar a nuestros hermanos, un poco
de levadura para que ellos hagan su propio pan.
El reto es nuestro modo de compartir nuestras vivencias cotidianas, las cuáles nos pueden suceder a todos, e intentamos mostrar cómo hemos visto y sentido a Cristo vivo en ello. Es contemplar lo que Cristo hace en nuestra vida y, después, dar lo que hemos contemplado. Evangelizando siempre desde la vivencia personal, con este Dios que nos ama con locura y que ha dado Su vida para que nosotros tengamos vida y seamos felices.
Estoy convencida de que el amor es la fuente de nuestra felicidad. Santo Domingo, cuando por la noche experimentaba el amor de Cristo, le quemaba de tal modo que, a la mañana siguiente, necesitaba dar y compartir ese amor. Desde aquí nacía su predicación de la Gracia, porque todo se le daba en Cristo, y así vivía el día desde Cristo.
Los medios digitales o los nuevos canales de
comunicación nos brindan una oportunidad rápida, ágil y de gran alcance, para
poder llevar este fuego que nos quema a mucha gente de los cinco continentes.
Poder anunciar el amor que Cristo nos tiene y cómo este amor ha cambiado
nuestras vidas y les ha dado sentido. No vivimos de momentos de felicidad, sino
que vivimos de la Felicidad, porque la hemos encontrado. Nuestro Padre quería
que este anuncio fuera desde la Palabra y la Gracia.
Hoy, nuestro gran desafío es llegar a millones de personas a través de estas nuevas tecnologías con sus sistemas únicos de comunicación. Cristo es el mismo: ayer, hoy y siempre. Él va delante mostrándonos el camino para que su amor y su salvación llegue a todos los hombres.
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