Yo diría que para predicar en general es importante tener una comunidad que necesite y esté ávida de la palabra. Esto puede entenderse de una parroquia, de una comunidad, grupo, movimiento o algo semejante. Los sistemas de comunicación cobran entonces todo su valor. Sirva como testimonio lo que me ha sucedido a mí y al grupo de la parroquia de San Martín de Porres de Móstoles.
Hacia el año 2000 nuestra comunicación mediática se reducía a grabar las predicaciones que dábamos en ejercicios, algunas homilías y poco más. Estas grabaciones se propagaban de mano en mano. Con la llegada de internet y de la compresión en MP3 hacia finales de 2003, estas comunicaciones o charlas podían enviarse a oyentes ubicados muy lejos. Sirviéndonos como base la página web de www.frayescoba.info, la comunicación con el mundo entero se hacía realidad.
En enero de 2004, el grupo de Fray Escoba, pionero mundial en predicación digital por Mp3, envió a través de las redes del momento las primeras charlas en audio de un retiro dado en Begoña, Bilbao, captable en cualquier lugar del planeta. Todavía se puede consultar. El vídeo llegó pocos años después. Mi predicación en video comenzó a través del portal Religión en libertad, una revista digital diaria muy conocida en España. Con el video la predicación se enriqueció mucho dado que se podía escuchar y ver a la vez al predicador. Un sueño inimaginable se había hecho realidad en pocos años.
La culminación por lo que a mí respecta ha venido de la mano de la pandemia del coronavirus donde, dados los confinamientos y trabas puestas a cualquier reunión presencial, hemos tenido que utilizar medios telemáticos de masa a gran escala. Este tipo de comunicación ha progresado en dos años, muchos obligados por las circunstancias de la pandemia. Yo he utilizado fundamentalmente Zoom para introducir la palabra y la liturgia en multitud de hogares de casi todos los continentes. Zoom completado por YouTube, o al revés, han sido los medios que he utilizado para la predicación en estos últimos años, aunque hay muchos más.
Gracias a todos estos progresos podemos decir que hoy hay, tal vez, menos predicadores, pero más palabra que nunca. La abundancia de palabra en las redes hoy es fabulosa. Ahora bien, lo importante de la predicación sea presencial a través de un púlpito o digital a través de las redes, es y siempre será la unción del predicador y de la comunidad de escucha. El Espíritu Santo siempre será el protagonista principal, se utilice el medio que sea, si queremos llegar al corazón de los que buscan al Señor.
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