Las Hermanas Dominicas de la Anunciata, hoy, compartimos un mensaje a partir de la educación, inspiradas en nuestro fundador San Francisco Coll, hombre pacífico, generoso, predicador, líder, emprendedor, estudioso, amante de la verdad, fiel seguidor de Jesús y de Santo Domingo. La invitación a predicar sigue presente en la misión, donde una dominica de la Anunciata está hoy.
San Francisco Coll, inicia su predicación desde la pedagogía de la encarnación, donde la vida surge y se encarna. Él conoce su contexto político, social y religioso, por ello no se queda al margen de la situación de los otros, sino que se involucra con ellos, da respuestas desde la educación, especialmente a los más excluidos.
El deseo ardiente de predicar hoy a través de la educación es fruto de una sólida formación, oración y contemplación, aportando luz y verdad a las situaciones de confusión, división y miedo que se vive en nuestros contextos. Sí educar hoy ha implicado tener la audacia, coraje y creatividad de hermanas y docentes para llegar al corazón y a la mente de la niñez y juventud, creando comunión con las familias generando esperanza.
El reto ha sido asumido por toda la comunidad educativa, en esta nueva modalidad a causa de la pandemia del Covid 19. La constante comunicación con los padres de familia ha sido fundamental, ellos han sido el canal de apoyo para sus hijas e hijos quienes se han sentido tristes y frustrados al no compartir con sus compañeros de clase de forma presencial, en los juegos, alegrías y sus aprendizajes cotidianos.
Este tiempo ha facilitado los espacios de oración profunda en familia, fortaleciendo la comunión con Dios y el compromiso de solidaridad con los que nos rodean. Ha resonado en nosotras "Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia” (Mt 28 19-20). Sentir ese envió ha desafiado nuestra predicación, hemos aprovechado los medios y la creatividad para llegar a todos con la confianza puesta en Dios siendo luz.
El predicar hoy nos invita a realizar dos cuidados fundamentales: ser predicadoras y pastoras, cuidar y curar a las ovejas que se nos han confiado. Jesús les recuerda a sus discípulos que tienen que cumplir con la doble misión de predicar y pastorear: “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envío a mí, así los envío yo también”. (Jn. 20, 21) Este envío es actual y hace que nuestra predicación tenga eco en las aulas, pasillos, puertas, oficinas, comunidades y vecindades, ya que todos predicamos con nuestra vida, donde quiera que estemos.
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