Los laicos dominicos en Japón han sido una parte
integrante y activa de la Familia Dominicana desde el comienzo de la misión. A
finales del siglo XVI, nuestra Provincia aceptó ayudar a los cristianos
japoneses que estaban perseguidos y necesitaban sacerdotes. Al llegar al sur de
Japón, los primeros misioneros dominicos se encontraron con una iglesia
perseguida y con pocos sacerdotes pero, por otro lado, muy viva con muchísimos
laicos, muy activos en la proclamación del Evangelio.
Por ello, una de las primeras cosas que hicieron
nuestros misioneros fue establecer la Confraternidad del Rosario y comunidades
de terciarios para respaldar la espiritualidad de muchos fieles celosos que
querían seguir el carisma de dominicano de los misioneros. De ellas, las más
famosa fue la organizada en Nagasaki, eran tantos los que deseaban entrar, que
se tuvo que poner el límite máximo de 300 miembros por no haber lugar, ni
tiempo para formar más.
Dadas las dificultades y peligros que experimentaban
los sacerdotes durante esos años, los miembros de dichas fraternidades se
convirtieron en una gran fuerza y ayuda misionera, trabajando fiel e
incansablemente enseñando a la gente la doctrina cristiana, atrayendo conversos
a la Iglesia y cuidando de los mismos sacerdotes, escondiéndoles en sus casas,
guiándoles por lugares los misioneros extranjeros no conocían, ayudándoles como
catequistas, traductores, secretarios, etc. Y al final su testimonio cristiano
les llevó a dar su propia vida por el evangelio, como por ejemplo las mártires
vírgenes terciarias Sta. Marina de Omura y Sta. Magdalena de Nagasaki, así como
el cofrade del Rosario, San Lorenzo Ruiz de Manila.
Nuevos comienzos: raíces de las comunidades actuales
Pasó la época gloriosa del cristianismo en Japón y
llegó la persecución que prácticamente exterminó toda presencia pública
cristiana, cerrando la nación al contacto exterior y controlando la población
con mano de hierro a través del miedo, odio y temor hacia lo cristiano y
extranjero.
Al volver nuestros misioneros a Japón de nuevo en
1904, se encontraron con una población nativa con muchos prejuicios y poco
favorable al extranjero y a su religión, todo lo contrario que había sucedido
durante el siglo de oro cristiano en Japón tres siglos antes, y en consecuencia
el trabajo misionero será más arduo y el fruto más escaso. Ya no hay familias,
grupos o gran cantidad de japoneses abiertos a aceptar el cristianismo, sino
serán pocos, literalmente el trabajo será personal difícil. Esta nueva realidad social japonesa que
afectará el desarrollo lento de la Iglesia en Japón. Una iglesia de pocos
cristianos y bastante dependiente del sacerdote misionero extranjero.
A pesar de ser pocos, sea individualmente como en
los pequeños grupos diseminados por varias ciudades del país, los laicos
dominicos terciarios y miembros de la cofradía del Rosario, como siempre, han
sido fieles a su carisma y siguen jugando un papel importante en la ayuda a la
iglesia, sobre todo en las pequeñas parroquias y escuelas, que han sido las dos
formas más utilizadas en el último siglo para la evangelización en Japón.
Al volver de nuevo los dominicos de la Provincia del
Rosario a Japón en 1904, se instalaron en la ciudad de Kochi para poder evangelizar
la región de Shikoku, lugar en donde la Santa Sede había establecido un
Vicariato Apostólico.
Se conformaron grupos pequeños de terciarios, muy
fieles, celosos apóstoles que ayudaban en las tareas apostólicas a los
misioneros en las parroquias y otras actividades. Su madurez cristiana,
dedicación y su influencia fue bastante importante.
Al terminar la guerra, en 1946, el P. Vicario y
también encargado de los terciarios, P. Vicente González OP, comienza en Kochi
un nuevo registro de la Orden Tercera, aceptando a varias personas, entre ellos
al capellán americano. En 1947 entran 5
personas más en Kochi y 3 en Niihama. En
1948, son admitidas 4 personas más de Oihana y 5 de Abajina. En 1949, 8 personas de Kochi y 2 de
Matsuyama, y así poco a poco irá creciendo el número de nuevos terciarios en
los diversos lugares en donde trabajan nuestros misioneros.
Renovación de las comunidades y sus actividades
La tendencia del siglo XX continúa en el XXI,
agravada quizás por las nuevas ideas posmodernistas y hedonistas de la
sociedad, así como el envejecimiento agudo que por muchos años ha ido diezmando
la Iglesia en Japón.
Sin embargo, nuestro vicariato de San José en Japón
no quiere resignarse y se ha intentado, en los últimos años, reformar las instituciones
para mejor cumplir nuestra misión y ello conlleva también, el impulso y
renovación de la Familia Dominicana. El promotor vicarial ha trabajo mucho para
que la unión tradicional de todos sus miembros siga siendo fuerte,
reorganizando e impulsando las comunidades de laicos dominicos, creando nuevas
en torno a parroquias de los frailes y conventos de hermanas dominicas, con el
objetivo de rehacerlas con nuevo personal, más joven y mejor formado.
Para ello, se han creado materiales impresos como
por ejemplo : se rehicieron los estatutos, se han traducido o escrito varios
libros con temarios para la formación de
los miembros en todas sus etapas (postulantado, noviciado, juniorado, formación
permanente), un manual de oraciones y estudio para las reuniones
mensuales y, sobre todo,
hace tres años, se creó la revista mensual AGAPE, con
noticias, meditaciones, contenido de la Orden, santos, historia, espiritualidad
dominicana y también formación general católica, etc.
En la actualidad existen varias comunidades. La de
Matsuyama (para la prefectura de Shikoku): unos 60 miembros con su sede en la
parroquia del Sagrado Corazón de Matsuyama, heredera de las fundaciones
laicales realizadas por los frailes en la región de Shikoku desde 1904, se ha
convertido en la comunidad madre para las demás.
La comunidad de Fukuoka (en la isla Kyushiu): unos
15 miembros con su sede en la parroquia de Hakozaki (Fukuoka). La comunidad de
Okazaki (para la zona de Nagoya): 9 miembros, con la sede en el convento de las
hermanas Dominicas Misioneras de Santo Domingo de la ciudad de Okazaki, así
como la comunidad de Itami (para la ciudad de Osaka): 6 miembros con su sede en el convento
convento de las hermanas dominicas Misioneras de Sto. Domingo de Itami.